La Negación en el Duelo… Un Camino Hacia la Aceptación

El duelo es un viaje emocional, complejo y profundamente personal. Entre sus múltiples etapas, la negación es una de las más comunes y, a la vez, una de las más difíciles de transitar. Es un mecanismo de defensa que nuestra mente activa para protegernos del dolor abrumador que implica una pérdida. En mi caso, viví la negación en dos momentos clave: durante el duelo anticipado, cuando los médicos me decían que la partida de mi ser querido era inevitable, y después de que Sharon partió, cuando mi mente se resistía a aceptar que ya no estaba aquí.

Este artículo es una reflexión sobre cómo la negación puede cegarnos, pero también sobre cómo, poco a poco, podemos aprender a aceptar la realidad y encontrar un camino hacia la sanación.

La Negación como un escudo

Cuando los médicos me dijeron que Sharon no tenía mucho tiempo, esa noticia no fue solo una bomba de tiempo, sino una realidad aterradora que no pude aceptar. Mi mente se cerró ante la posibilidad de perderla. “Esto no puede estar pasando”, repetía una y otra vez, como un mantra, buscando algo de consuelo en esa negación. Esa fase de mi duelo anticipado fue una ceguera total hacia la verdad. En mi corazón, simplemente no podía aceptar que la mujer con la que había compartido varias décadas de vida, amor, sueños y proyectos, pudiera ser arrebatada tan repentinamente por una enfermedad terminal.

En retrospectiva, entiendo que la negación fue mi manera de protegerme. Aceptar que Sharon se iría era demasiado doloroso, y mi mente simplemente no estaba lista para enfrentarlo. Sin embargo, esta negación también me impidió aprovechar al máximo los momentos que nos quedaban. Me dejó paralizado, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo.  

A pesar de las recomendaciones y pronósticos médicos, seguía aferrándome a la idea de que algo cambiaría, que la medicina encontraría una solución o que ella, mi amor, de alguna manera, milagrosamente se recuperaría. Esa esperanza ficticia me ayudó a soportar el dolor, pero también me impidió prepararme emocionalmente para su partida.

El Regreso de la Negación Tras la Partida

Cuando Sharon finalmente partió, el golpe fue aún más profundo. En lugar de encontrar una aceptación tranquila, experimenté una sensación de vacío total y la persistente idea de que “esto no puede ser real”. Durante los primeros días, era como si estuviera viviendo en una especie de niebla, con la esperanza de que algo en mi mente me permitiría despertar y encontrarla en casa, como siempre.

Ese sentimiento de negación volvió con más fuerza, diciéndome: “Esto no puede ser la verdad. Ella va a regresar. No es posible que esté realmente ausente. Todo esto es un mal sueño”. Sin embargo, la negación solo alarga el sufrimiento, nos mantiene atrapados en un limbo de esperanzas imposibles.

La Dificultad de Aceptar la Ausencia

Hoy, tras varios meses de su partida, la aceptación sigue siendo un desafío. Los primeros cuatro meses estuvieron llenos de momentos en los que todavía sentía su presencia: en la casa, en las conversaciones imaginarias, en los recuerdos incesantes. ¿Es esto negación aún? ¿O es simplemente una forma de aferrarse al amor y los recuerdos?

La verdad es que, aunque sé que Sharon no va a regresar y aunque el dolor de su ausencia es palpable, el corazón sigue luchando con la realidad de su partida. Me encuentro a menudo mirando el teléfono, esperando un mensaje suyo, o pensando que me preguntará qué quiero para la cena.

Sin embargo, es importante reconocer cuándo la negación se convierte en un obstáculo para la sanación. En mi caso, me impidió despedirme adecuadamente y me mantuvo atrapado en una realidad paralela después de la pérdida.

El Camino de la Aceptación: Un Paso a la Vez

El duelo no es una línea recta. Hay altibajos, y dentro de esos altibajos, la negación puede aparecer en cualquier momento. Con el tiempo, aprendí que no debo apresurarme a dejarla ir, sino aceptarla como parte natural del proceso.

La clave está en reconocer su presencia y permitirnos sentirla, para luego, gradualmente, abrirnos a la aceptación. La mente comienza a sanar y la aceptación llega, aunque de manera sutil.

Ejercicio Práctico: Aceptación Gradual

Para quienes atraviesan una fase de negación, propongo un ejercicio:

Reconocer la negación: Cuando sientas que niegas la realidad, respira profundamente y reconoce lo que sientes. Di en voz alta: «Sé que estoy luchando contra la verdad”.

Permitir el espacio para la tristeza: La negación es un mecanismo de defensa. Permítete llorar, gritar o simplemente sentir el vacío sin juzgarte.

Escribir una carta: Expresa tus emociones a la persona que has perdido. Habla de lo que aún no puedes aceptar.

Practicar afirmaciones: Cada día, repite: «Estoy listo/a para aceptar mi dolor. El amor que compartí con (nombre de la persona) sigue vivo en mí».

Hablar con alguien de confianza: Compartir tus pensamientos puede ayudarte a liberar la carga emocional.

Conclusión

La negación es una fase del duelo, pero no define nuestro final. Es un estado temporal que nos guía hacia la aceptación. La vida sin esa persona es difícil de imaginar, pero con el tiempo, aprenderemos a vivir con ese vacío y, en lugar de aferrarnos a la negación, encontraremos la fuerza para aceptar lo que ya no podemos cambiar.

Si estás transitando por esta etapa, recuerda que no estás solo. Permítete sentir, busca apoyo y date el tiempo necesario para procesar tu pérdida. La negación no es el final del camino, sino el comienzo de un proceso que, aunque doloroso, puede llevarte a un lugar de paz y aceptación. 

P.D. Sharon… gracias por enseñarme que el amor trasciende incluso la más profunda de las ausencias. Germán A. DeLaRosa

Publicaciones Similares