El legado de Sharon…
Nunca imaginé que llegaría el día en que tendría que escribir sobre su ausencia. Sharon, mi compañera de vida, mi esposa, mi amiga, la madre de nuestro hijo y la abuela de nuestro nieto, fue más que una persona; fue el corazón de nuestra familia, el alma de todo lo que hacíamos. Y aunque su partida me dejó un vacío profundo e insondable, su legado sigue vivo en cada rincón de mi vida, en cada recuerdo, en cada lección que me dejó.
Sharon, la esposa…
Sharon y yo compartimos casi 50 años de vida juntos, una vida construida sobre *el amor*, la confianza y la complicidad. Nos conocimos cuando éramos jóvenes, y desde el principio, su risa, su energía y su amor por la vida me atraparon. Juntos, soñamos, luchamos, creamos, y sobre todo, nos apoyamos mutuamente en cada paso del camino.
Recuerdo esos primeros años, cuando estábamos construyendo nuestro hogar, cuando soñábamos con un futuro juntos, sin saber lo que nos depararía la vida. Ella era mi roca, mi compañera incansable, siempre dispuesta a dar lo mejor de sí misma en todo lo que hacía. Su amor me permitió ser quien soy, porque Sharon me hizo creer que todo era posible, si estábamos juntos.
Cuando enfermó, mi mundo se detuvo, pero yo no dejé de creer en la posibilidad de su recuperación. El dolor de verla luchando me desgarraba, pero cada día a su lado era un recordatorio de lo fuerte que era, de lo que habíamos construido juntos, y de la determinación que siempre tuvo para superar cualquier obstáculo. En esos días de hospital, *no me separé ni un momento de su lado*. Ella siempre estuvo ahí para mí, y ahora, aunque su cuerpo ya no está, su espíritu sigue presente en cada rincón de mi vida.
Sharon la Madre…
Ser madre era una de las facetas que Sharon llevaba con mayor orgullo. Siempre lo decía con una sonrisa, como si fuera lo más natural del mundo: Ser madre es mi mayor logro Y lo era. Siempre estuvo ahí para nuestro hijo, guiándolo, amándolo, y dándole todo lo que un hijo necesita para crecer con seguridad, amor y confianza en sí mismo. *Ella era el faro que nos orientaba* en los momentos de incertidumbre.
Si algo aprendí de Sharon como madre, fue su capacidad para *dar sin medida*, para amar sin condiciones, para luchar por lo que era justo y por el bienestar de su familia. *Ella nos enseñó a ser fuertes, a ser unidos*. Y aunque nuestra relación de pareja fue el núcleo de nuestra vida juntos, ella siempre fue una madre excepcional, siempre poniendo a su hijo primero, sin importar las circunstancias.
Después de su partida, cuando me siento a recordar los momentos más felices de nuestra familia, *siempre la veo allí, en el centro*, con su sonrisa, sus palabras sabias, su abrazo reconfortante. *La madre que siempre estuvo dispuesta a sacrificar todo por su hijo.* Esa es la huella que dejó en nuestro hijo, en nosotros, y en todos los que tuvimos el honor de conocerla.
Sharon la Abuela…
La abuela. Otra de sus facetas más hermosas. Cuando Sharon se convirtió en abuela, algo en ella brilló con una intensidad nueva. Era como si la vida le diera un nuevo propósito, una nueva razón para sonreír. Su nieto fue una fuente inagotable de alegría y amor para ella. *Verla con él, era ver el reflejo de todo lo que había sido y todo lo que seguiría siendo*.
Sharon le enseñó a su nieto a ser generoso, a ser amable, a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. *Los momentos que compartió con él, fueron eternos*, aunque ahora solo los podamos recordar en fotos y recuerdos. Le mostró que el verdadero valor de la vida está en *la familia*, en *el amor incondicional*, y en *la importancia de estar presentes* para los que amamos.
Un Legado Inquebrantable…
Hoy, *su legado sigue vivo*. Aunque su ausencia física es un dolor que nunca desaparecerá por completo, lo que me deja Sharon es mucho más grande que el vacío de su partida. Lo que me dejó son sus enseñanzas, sus valores, su capacidad para amar sin límites y su *fuerza inquebrantable*.
Su legado está en nuestro hijo, en su nieto, en los recuerdos que compartimos y en las enseñanzas que nos dejó. Está en *cada conversación*, en *cada sonrisa* que compartimos, en *cada proyecto que construimos juntos*. Y ahora, aunque ella ya no está aquí de la manera en que me gustaría, *su energía sigue en mí*. *Su amor sigue en cada paso que doy*, y aunque me duela el corazón, sé que debo seguir adelante, honrando todo lo que me enseñó.
*ProyectoTrípode*, el proyecto que soñamos juntos, ahora lleva su esencia, lleva su espíritu. *Este proyecto no es solo mío*; es suyo, es de ella, de todo lo que construimos juntos, de la fe que compartimos, del amor que nunca se acaba. Ahora, con la nueva perspectiva que me ha dejado el duelo, *ProyectoTrípode toma un rumbo diferente*. Ya no es solo sobre metas y objetivos, es seguir viviendo y no limitarnos a existir, desde el propósito, desde lo que realmente importa.
*Este es mi compromiso: continuar con su legado, continuar con la historia que empezamos juntos.* Y sé que, aunque no pueda verla físicamente, *ella me sigue guiando*. *Ella estará siempre conmigo*, y con cada paso que dé en este nuevo camino, la llevaré eternamente tatuada en mi alma y mi corazón.
Te amo mucho… A Mi Corazón Valiente… Sharon. Germán A. DeLaRosa
Sin duda alguna has descrito toda una vida llena de amor y de mucha reflexión que solo Hashem te ha podido dar atra ves de ese inmenso amor que pudiste tener de corazón valiente